Texto: Carlos Balado (Profesor de OBS Business School y director general de Eurocofin) •
“Confundir ingresos y riqueza lleva a situaciones estrambóticas, como considerar rico a quien ingresa menos de 40.000€ porque vive en una casa que hoy cuesta 800.000”.

En los últimos meses hemos visto que muchas decisiones de política económica están basadas en la vieja dicotomía entre pobres y ricos y envuelta en la consabida narrativa de héroes, aquellos, y villanos, estos últimos. Ocurre en el ámbito laboral y es mucho más llamativo en el campo fiscal, hasta el extremo de que hoy se ha convertido en un discurso maniqueo para fundamentar algunas medidas impositivas o impedir otras. Los sofismas usados por los gobernantes son tan antiguos como la misma civilización: están utilizados para persuadir, pero no necesariamente para decir la verdad. El planteamiento “ricos y pobres” es el típico de la estadística de foto fija que distorsiona la realidad económica. Sin embargo, no existen dos clases de personas, unas que se mantienen a lo largo de su vida en la cima de la escala de los ingresos y otras que están en el fondo, sino individuos que se encuentran en situaciones diferentes a edades distintas. No hay que olvidar que en estadística una serie temporal no es otra cosa que una serie de choques: