Contratos sin cláusulas de penalización ni fechas de entrega han dejado en evidencia las negociaciones apresuradas de la Unión para hacerse a cualquier precio (además de €2.500 millones) con vacunas suficientes

Stella Kyriakides y Úrsula von der Leyen
Stella Kyriakides, comisaria de Salud, con la presidenta de la Comisión, Úrsula von der Leyen

La economía de la UE pierde 90.000 millones de euros en lo que va de año por los retrasos en las vacunaciones. La guerra con las farmacéuticas pasa ya una importante factura, consecuencia de los contratos con cláusulas tibias, sin penalizaciones ni calendarios claros de entrega, y por los comprensibles problemas logísticos o de producción en una operación industrial a gran escala, jamás desarrollada en tan breve plazo de tiempo.
——Cinco semanas de retrasos dejarían un agujero de casi 100.000 millones, según los cálculos de los economistas de la aseguradora Allianz, por los continuados cierres de la hostelería y los comercios, por la parálisis del turismo, la economía vinculada a los viajes de congresos y su impacto en el sector hotelero… Un coste superior al que tendría a corto plazo la doble recesión.
——Estiman que cada semana de restricciones sanitarias reduce el PIB trimestral de la UE en 0,4 puntos básicos, de ahí la sangría que se dejaría la economía comunitaria. Bastante más que los 2.500 millones de euros invertidos por la Comisión Europea en las farmacéuticas gracias a los acuerdos preferenciales.
——En Bruselas ya se analiza en detalle este coste económico de la guerra de las vacunas. El economista jefe del Centre for European Reform, Christian Odendahl, compartía con la prensa española sus miedos sobre la recuperación de la economía ante las demoras en el proceso de vacunación: “La velocidad del despliegue está siendo lenta para muchos, pero me gustaría decir que si fuese más rápido las cosas no serían ahora muy diferentes. Sólo porque una parte de la población esté vacunada no vamos a poder abrir de repente la economía”.


“La comisaria de salud acusó a AstraZeneca de estar desviando vacunas a Reino Unido y von der Leyen terminó pidiendo disculpas”


La Unión Europea empezó sus campañas de vacunación a un ritmo cuatro veces inferior al de Reino Unido o Estados Unidos, tampoco comparable a la celeridad obtenida por Israel gracias a su acuerdo preferencial con la farmacéutica Pfizer. El objetivo de la Comisión Europea de tener a un 80% de las personas mayores inmunizadas para finales de marzo y al 70% de la población tras el verano se ve ya como inalcanzable dentro del propio Consejo Europeo, aunque eviten confirmarlo en público.

De tocar el cielo al cuestionamiento
Durante la primera oleada de la pandemia, las culpas arreciaron contra los gobiernos estatales y regionales por la falta de previsión en instalaciones como UCIs y centros sanitarios de atención primaria o por la escasez de equipamiento y material médico, desde respiradores hasta mascarillas o guantes.
——Al mismo tiempo, en Bruselas los líderes europeos libraban una batalla política para lanzar la respuesta económica de la UE ante la pandemia: el Fondo de 100.000 millones para el Empleo con el que pagar los ERTEs, las nuevas líneas de crédito del Mecanismo de Rescate para gasto sanitario y, finalmente, los 750.000 millones del Fondo de Recuperación recaudados gracias a las primeras emisiones masivas de deuda comunitaria. El primer y segundo instrumento, más innovador, fueron diseñados por la Comisión von der Leyen, aplaudida por su ambición y por lograr un hecho histórico, un embrión de eurobonos en lo que se calificó como ‘Momento Hamilton’.

La UE ha firmado ya cinco contratos para asegurarse 1.200 millones de vacunas.

Cuando llegaron las navidades y la Unión se asomó al abismo entre la segunda y la incipiente tercera ola del virus, Bruselas había firmado ya cinco contratos de compra avanzada con diferentes laboratorios asegurándose más de 1.200 millones de dosis. Para el 21 de diciembre, la Agencia Europea del Medicamento autorizó la comercialización de la vacuna de Pfizer y Biontech y a los pocos días empezó su suministro entre la población mayor.
——Los problemas de producción de esa vacuna en la fábrica de Pfizer al norte de Bruselas, -tuvo que reducirla considerablemente por obras de mejora en una instalación que a la semana ya estaba saturada- y las bajas entregas semanales de Moderna, el segundo tratamiento aprobado por la Agencia Europea del Medicamento y, finalmente, el enfrentamiento a finales de enero con AstraZeneca, después de que el gigante anglo-sueco anunciase a última hora una reducción de hasta un 60% en sus envíos durante febrero, han provocado un cuello de botella en la recepción de los tratamientos y que las campañas de vacunación vayan mucho más lentas de lo esperado.
——“El inicio de la vacunación no significa un flujo continuo de dosis de vacunas”, reconoce ahora la presidenta von der Leyen. “Es una parte amarga del aprendizaje, que realmente habíamos subestimado”. La presidenta de la Comisión entonó el mea culpa después de la derrota de su ejecutivo en el pulso con las farmacéuticas. Iracunda, la comisaria de Salud, Stella Kyriakides, acusó a los pocos días del anuncio de AstraZeneca de que estaban derivando vacunas financiadas por la UE a Reino Unido. Bruselas, por medio de la agencia sanitaria belga, envió un equipo internacional de inspectores a la fábrica al sur de Bélgica de esa farmacéutica y la puso en el disparadero de la opinión pública.


“La cláusula que vincula la producción al ‘mejor esfuerzo posible’ está en todos los contratos de la UE con las farmacéuticas”


El gigante del medicamento espero unos días y luego contraatacó. En una entrevista con los principales diarios europeos, su CEO mostró una cláusula del contrato confidencial en la que se vinculaba la producción al “mejor esfuerzo posible”. ¿Y cuál era ese para AstraZeneca? Lo que pudiesen fabricar sus plantas, ni más ni menos. Da igual que Pascal Soriot se equivocase al asegurar que Reino Unido tenía prioridad en la recepción de las vacunas elaboradas en las plantas británicas, como luego mostró el contrato finalmente publicado con censuras por la Comisión.
——La cláusula está ahí, y también en el resto de contratos con las otras farmacéuticas, Pfizer y Biontech, Moderna, Curevac o Janssen, filial de Johnson&Johnson, como confirman en Bruselas algunos eurodiputados que han podido acceder a ellos bajo estrictas condiciones. Esa redacción o la ausencia de estrictos calendarios de entregas mensuales las protege de cualquier presión por parte de la Comisión. AstraZeneca no entregará ni la mitad de las vacunas inicialmente pactadas para el primer trimestre.

La UE presa de su dependencia industrial
“El equilibrio de poder entre la UE y una compañía farmacéutica parece inclinarse en favor de esta última”, analiza Ricardo Borges de Castro, del think tank bruselense European Policy Centre al tiempo que destaca “la mayor consolidación de las multinacionales como fuertes actores internacionales”, mientras que la Comisión se ve atrapada por la premura de conseguir las vacunas para su población.
——La guerra de Bruselas con las farmacéuticas ha mostrado unos gigantes con centros de producción en diferentes Estados, desde Moderna en España hasta Pfizer o AstraZeneca en Bélgica, pasando por Países Bajos, Francia o Alemania, que fabrican sus medicamentos con un elevado I+D moviendo sus distintos componentes a lo largo del mercado único, y ante los que ni Bruselas ni las capitales tiene una verdadera capacidad coercitiva.
——El mecanismo de control de las exportaciones de vacunas aprobado como reacción frente a la postura de AstraZeneca ha situado todavía más a la Unión entre la espada y la pared: La vendida como Comisión geopolítica de von der Leyen tuvo que recular en partes de ese mecanismo al meterse con esos controles en un brete post-brexit en la frontera norirlandesa (lean la crónica desde Londres, en esta misma sección). Mientras, también Japón, Corea del Sur y Canadá alzaron la voz.
——“Tanto los expertos como los políticos han criticado a la UE por seguir el camino del ‘nacionalismo de las vacunas’, que la misma UE había precisamente denunciado en el pasado”, reflexiona Borges de Castro, “lo que se ha sumado a la condena más amplia de cómo la Comisión ha manejado la adquisición conjunta de vacunas desde el verano de 2020”. Si las compras centralizadas de vacunas dieron a los 27 más potencia financiera en un entorno internacional competitivo, con la pandemia golpeando en cada rincón del planeta, la realidad es que también se ha mostrado como un engranaje burocrático lento, poco reactivo y en el que Bruselas ha cometido importantes errores. Las primeras voces contra una von der Leyen que parecía blindada gracias al Fondo de Recuperación ya han surgido en Bruselas, pero también en Berlín o París.♦

Categoría: UE