Después de compararse con Winston Churchill, el Primer Ministro británico se ve ahora en los zapatos del legendario presidente americano, que en 1933 puso en marcha el New Deal para impulsar la economía americana.

Johnson con su ministro de Finanzas, Rishi Sunak, que presenta un primer programa de 30.000 millones de libras.

El rubio desaliñado y saltarín ha vuelto. El 30 de junio, el Primer Ministro británico Boris Johnson, visiblemente recuperado finalmente del ataque de coronavirus que lo llevó a cuidados intensivos, a principios de abril, reveló las principales líneas ideológicas de su plan para reactivar la economía nacional. Como prueba de su confianza, dio a entender por primera vez que la estrategia del gobierno con respecto al Covid-19, que oficialmente causó casi 45.000 muertes, había fracasado, en parte, y que “esta crisis del Covid es el momento para abordar los problemas que han persistido durante décadas”.
Rechazó inmediata y tajantemente la hipótesis de una extensión de la política de austeridad, considerada imposible en este momento, especialmente después de nueve años de recortes presupuestarios. Y situó en el centro de su estrategia la inversión (que se hace deseable y posible gracias a los “bajos costos de los préstamos”) y la construcción con el lema “Construye, construye, construye”: “Es construyendo nuestras infraestructuras, construyendo nuestras escuelas, construyendo nuestros hospitales, reconstruyendo más y más verde como tendremos los empleos que esta nación necesita”, explicó. Y aún más, “es el medio para impulsar el crecimiento a corto y medio plazo, para alimentar los “animal spirits” y la inversión comercial a largo plazo de la que depende nuestra prosperidad futura”.

Menos barreras para la construcción
Johnson no oculta el hecho de que se compara con el presidente de EE.UU. Franklin D. Roosevelt. Y con su New Deal, un gigantesco plan para revivir una economía americana devastada por la crisis de 1929, que dio como resultado la inversión del 40% del PIB. Aunque el primer programa que anunció –modesto, con unos 5.000 millones de libras– solo es una pequeña parte del programa de inversión de cinco años de 640.000 millones de libras (700.000 millones de euros) prometido al principio de la crisis.


“Construye, construye, construye”, ese es ahora el lema. Imposible seguir con la austeridad tras nueve años de recortes presupuestarios


La estrategia no es exactamente nueva. Ya desde la campaña para la elección de la dirección del partido conservador, iniciada hace más de un año, Boris Johnson ha estado reseñando la necesidad de “re-nivelar el país” para ayudar, a través de la inversión, a las regiones olvidadas. Sin embargo, el llamamiento de Johnson para un New Deal en la línea del presidente Roosevelt marca otro paso hacia “un nivel prodigioso de intervención gubernamental”, como él mismo admitió, en un mensaje dirigido en particular a sus oyentes más directos, los residentes de Dudley, una antigua ciudad minera al sur de Manchester cuyos dos distritos electorales estan en manos de los conservadores desde el pasado 12 de diciembre.
Sin embargo, Boris Johnson no sofocó las ideas liberales, que están más cerca de su sensibilidad: “mi instinto me llevaría a reducir los impuestos siempre que sea posible, pero nos enfrentamos a un reto generacional y tenemos que llevar el país hacia adelante”, dijo. Así pues, “más allá de estas preocupaciones, necesitamos un sistema dinámico que responda a las necesidades del sector privado”. Al salir de la UE, el entorno fiscal debe ser lo más competitivo posible. “Quiero que las brillantes ideas británicas se conviertan en empresas de miles de millones, no que desaparezcan en los EE.UU. o China”. Mientras tanto, pondrá fin a algunas barreras regulatorias para poder acelerar la actividad doméstica, especialmente en la construcción.


La OCDE calcula que el desempleo crecerá desde el 3,9 hasta el 15%, Johnson ha prometido invertir 640.000 millones de libras en cinco años


El gobierno ha entendido que es más barato salvar un trabajo que crearlo y un total de 9,4 millones de empleados y 2,7 millones de autónomos han recibido apoyo gubernamental.

Sin embargo, su visión no aborda las dificultades a las que se enfrenta el sector de los servicios. Cientos de restaurantes y tiendas han anunciado su cierre definitivo y, como resultado, el despido de sus empleados. El riesgo era tanto mayor cuanto que las previsiones son muy pesimistas: se prevé que el PIB caiga un 14% en 2020, según el Banco de Inglaterra, y que el desempleo pase del 3,9% al 15% según la OCDE.
En respuesta a estas deficiencias, el 8 de julio, el responsable de Finanzas, Rishi Sunak, dio a conocer un paquete de 30.000 millones de libras en medidas específicas para cada sector. Y aunque las medidas macroeconómicas deberán esperar al presupuesto de octubre, ya anunció algunas grandes líneas, como un gasto de 49.000 millones de libras esterlinas (56.000 millones de euros) en los servicios públicos, incluidos 15.000 millones de libras esterlinas (17.000 millones de euros) en compras de equipos de protección para los empleados del sistema de salud.

El gobierno asegura que invertirá 15.000 millones de libras en sistemas de protección para el personal sanitario.

En primer lugar, el Estado pagará los primeros seis meses de salario de los jóvenes que han salido del desempleo. Las empresas que mantengan hasta enero a sus empleados temporalmente despedidos durante el confinamiento también recibirán una bonificación, de 1000 libras (1150 euros). El costo de esta medida para el Estado se estima en 9.400 millones de libras (11.000 millones de euros). Refuerza así el programa desplegado desde marzo por el gobierno, uno de los más generosos de Europa con las empresas. Rishi Sunak y el gobierno británico han entendido que es más barato salvar un trabajo que crearlo. Así, el Estado paga el 80% de su salario (con un tope de 2.500 libras, o 2.875 euros) a los empleados temporalmente despedidos por las empresas afectadas por la crisis y a los empresarios autónomos. En total, 9,4 millones de empleados y 2,7 millones de autónomos han recibido apoyo del gobierno. A partir de agosto, el gobierno pide a las empresas que contribuyan a esta suma: 5% de las cotizaciones a la seguridad social en agosto, 10% del salario en septiembre, 20% en octubre, antes de que el programa termine en noviembre. Sin embargo, en breve se podría anunciar un sistema de apoyo a los desempleados.

Y descuentos en los menús
Además de estas medidas generales, el gobierno quiso dirigirse a algunos de los sectores más afectados por el cese de actividad causado por el Covid-19. Así, la hostelería se beneficiará del 50% de descuento en su factura (hasta un límite de 10 libras por persona) concedido a todos los británicos que coman en restaurantes entre el lunes y el miércoles durante todo el mes de agosto. La industria hotelera verá su tasa de IVA reducida hasta enero del 20% al 5%. Y en inmuebles, los impuestos de adquisición de las primeras 500.000 libras (575.000 euros) de un alojamiento se suspenden hasta marzo. También se darán subvenciones a todos los propietarios para el aislamiento de sus casas.


“El Estado pagará los seis primeros meses del salario a los que dejen el paro. Y a quienes mantengan hasta enero a los despedidos les bonificará con 1.000 libras”


Las medidas tienen por objeto, principalmente, salvar la brecha hasta que la actividad económica se recupere, lo que se espera ya para el último trimestre del año. Trabajando mano a mano, Boris Johnson y Rishi Sunak pretenden demostrar que están firmemente al timón del gobierno británico. “No subestimo el desafío que tenemos por delante, pero creo que lo haremos bien”, dijo el inquilino del 10 de Downing Street, que es incansablemente optimista. Una recuperación económica adecuada podría dejar atrás los errores de la respuesta estatal al coronavirus.♦