“No podíamos esperar hasta alcanzar un acuerdo de cambio de tratados, había que reaccionar rápidamente a la epidemia” reconoce Merkel, para quien “la receta es que todos lleven bien sus cuentas al tiempo que crece la convergencia”.

“No me parece bien que se hable de los países del norte y de los países del este o del sur. No hay blanco o negro”.

La crisis del Covid-19 tiene una dimensión social. También en Alemania. Los ciudadanos más modestos y menos formados sufren más la crisis. Las consecuencias políticas están por ver. Los noticieros televisivos de las últimas semanas informan de manifestaciones surrealistas que advierten de los excesos de una élite en torno a Bill Gates o muestran las imágenes de sucesos como la escalada de violencia nocturna contra las fuerzas de seguridad en la rica Stuttgart, a finales de junio.
El ministro de Interior del Estado de Baden Württemberg ha reaccionado exigiendo controles por vídeo y la prohibición del consumo de alcohol en determinadas zonas del centro de la ciudad. 8 de los 25 detenidos están en prisión preventiva. Tienen entre 14 y 33 años. Alcoholizados. 15 con antecedentes. La mitad de ellos son extranjeros y la otra mitad tiene la nacionalidad alemana. Nueve son refugiados. En este ambiente de crispación Alemania asume desde este mes de julio la presidencia de turno del Consejo de la Unión Europea.
Las expectativas del resto de los Estados miembros son enormes. Se desconocen todavía todas las dimensiones del impacto sanitario, social y económico del coronavirus. Pero se sabe que las consecuencias podrían ser inmensas. La esperanza es que el fondo europeo de recuperación, propuesto por Francia y Alemania, salga rápidamente adelante.


“Schäuble pide no desaprovechar la ocasión y reclama un debate sobre los proyectos comunes que permitirá el fondo europeo de recuperación”


Se trata de un plan ambicioso, pero con muchos obstáculos. “Todos juntos para relanzar Europa” es el lema de la presidencia alemana. No son solo palabras. Alemania y su canciller Angela Merkel apuestan por ello. Por valor de 750.000 millones a repartir en dos años, sería canalizado a los gobiernos a través de transferencias directas (500.000 millones) y préstamos (250.000). España sería el país más beneficiado, por detrás de Italia.
¿Será suficiente para luchar contra la crisis provocada por la pandemia en la UE? No para el presidente del Bundestag alemán, Wolfgang Schäuble. Ya como ministro de Finanzas durante la crisis financiera de 2010, Schäuble quería más integración en la UE, un gobierno económico europeo. “Ahora no podemos desaprovechar de nuevo la oportunidad, sino sacar partido a la situación disruptiva actual para crear una unión económica desde la unión monetaria actual”, proponía el 6 de julio en el diario Frankfurter Allgemeinen Zeitung (FAZ).

Solidaridad y convergencia
Por ahora la prioridad de Alemania en su presidencia es configurar una Europa moderna y fuerte frente a futuras crisis. Como dice el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, la misión de Merkel es cumplir con el lema del viejo canciller Helmut Kohl: “No necesitamos una Europa alemana, sino una Alemania europea”.
Merkel reconoce en Süddeutsche Zeitung que “la crisis actual se suma a los dos grandes retos disruptivos de nuestro tiempo: el cambio climático y la digitalización, fenómenos que están cambiando nuestra vida y nuestra economía”. La canciller parte de la idea de que Europa tiene un elevado interés en permanecer unida.
“No me parece bien que se hable de los países del norte y de los países del este o del sur. No hay blanco o negro. Espero de cada uno de nosotros que se ponga en la situación del otro, y mire desde su perspectiva y desde sus problemas. Las ayudas tienen el objetivo de apoyar, de ser solidarios y entender que los países no han resultado afectados por igual por la pandemia. La receta es que todos lleven bien sus cuentas al mismo tiempo que crece la convergencia en Europa”.
Y también reconoce que para países con altas deudas no les ayudaría recibir más préstamos. “Alemania no solo puede pensar en sí misma, sino que debe estar dispuesta a realizar un acto extraordinario de solidaridad con Europa”.

Wolfgang Schäuble, que ahora preside el Bundestag, pide un avance institucional sustancial en la Unión.

El presidente del Parlamento alemán, Schäuble, va un poco más allá y reclama un debate sobre los proyectos comunes que permitirá el fondo europeo de recuperación, llamado Next Generation EU, y sobre un sustancial avance institucional de la UE. Sin embargo, Merkel no quiere por ahora vincular las negociaciones sobre el fondo a conceptos futuros de la UE. Eso lo dejará en manos de una conferencia europea, “que podrá y deberá tratar cuestiones futuras“.
Europa extiende la mano y Alemania puede permitirse pagarlo. “La caída económica se debe al virus y no a una crisis estructural de la economía germana”, dice Detlef Scheele, el jefe de la agencia federal de empleo. Tras la crisis financiera de hace diez años, no subió el paro como tras otras crisis anteriores. Los expertos en economía creen que tiene que ver con la reforma laboral incluida en la Agenda 2010 del canciller socialdemócrata Gerhard Schröder. Una reforma que se implementó en 2004 y que dividió a los socialdemócratas del SPD por su dureza.
También ahora los expertos opinan que se recuperará el mercado laboral alemán. Pero todos coinciden en que estamos ante un momento de cambio histórico. Alemania lucha también en una sociedad dividida. La pandemia afecta más a la población más débil y al empleo temporal y precario. Y de algún modo a todos. Uno de cada cinco trabajadores teme perder su empleo. El pronóstico para este y el próximo año es de una caída del 6,5% del PIB alemán. Es la mayor caída económica de su existencia desde la última guerra. Para la economista Veronika Grimm, miembro del consejo económico del Gobierno alemán, la evolución económica en el extranjero es bastante peor de lo esperado. En la eurozona la caída será del 8,5%. No obstante, habrá recuperación. Los consejeros hablan de una curva en forma de V. De un +4,9% en Alemania en 2021. Los factores que están contribuyendo al optimismo son la intervención del BCE, la reacción inmediata de la Administración y el instrumento de la suspensión temporal de empleo. En su informe se parte de que no habrá segunda ola de infecciones ni un nuevo lockdown.

La europea, una posición decisiva
Relativamente optimista es también Detlef Scheele, el jefe de la agencia federal de empleo. Aunque el paro ascenderá pronto a tres millones, Scheele cuenta que tras la recesión no habrá más paro que antes. Además, está el cambio demográfico. La población mengua y Alemania necesita trabajadores cualificados. “A pesar del bajo crecimiento de los últimos años, se ha registrado un aumento continuo de la ocupación. Antes se hubiera necesitado un crecimiento económico del 2% al 3% para conseguir el mismo resultado en cifras de empleo”.


“Gracias a las ayudas para autónomos y empresas, la mayoría no ha perdido ni ingresos ni empleo. Solo uno de cada cinco gana menos”


A pesar de la epidemia, la mayoría de los alemanes no ha perdido ingresos ni empleo. Solo uno de cada cinco gana menos. Esa estabilidad de las finanzas se debe en gran parte a las ayudas estatales para autónomos y empresas.
Por el contrario, la bajada del IVA hasta finales de año, una de las medidas más comentadas del último paquete del programa de reactivación (por 130.000 millones) no está tan claro que vaya a incentivar al consumo. Según datos de los investigadores del Safe Institut, solo el 11% de los hogares piensa gastarse más de 250 euros por el ahorro que se les ofrece en la bajada del IVA. El economista Andreas Hackethal, de Safe, opina que si el Gobierno quiere incentivar el consumo debería apoyar a la quinta parte de los hogares que tienen menos ingresos. Por otro lado, la gente tiene cada vez menos miedo a contagiarse; una actitud que beneficiará a la economía, pues “la movilidad es un factor importante para el consumo”, concluye Hackethal, decano de Finanzas en la Universidad Goethe de Fráncfort.
En este momento de crisis sanitaria y de cambios disruptivos, Europa cuenta con la canciller más solidaria en sus 15 años en el Gobierno. Solidaridad con Europa por absoluto convencimiento. Merkel, claro, reconoce también que actúa así por interés propio. “Lo que es bueno para Europa fue y es bueno para nosotros.” Se trata de conservar un mercado interior europeo fuerte y de que la UE se una y no se desintegre. Pues, “la posición económica de Europa es decisiva”. No obstante, Merkel no ve todavía que los Estados Unidos de Europa sean pronto una realidad. Para ello habría que modificar los tratados; y en consecuencia el juego de competencias y controles. “Será un debate de los próximos años, pero se deberá proceder con cautela. En la situación actual no podíamos esperar hasta alcanzar un acuerdo de cambio de tratados, había que reaccionar rápidamente a la epidemia”. Alemania parece que finalmente ha asumido, realmente, que lo que es bueno para Europa es bueno para Alemania.♦