Texto: Ramón Casilda Béjar
Profesor-investigador del Instituto Universitario de Investigación en Estudios Latinoamericanos (IELAT) de la Universidad de Alcalá.

Aunque en mis diferentes obras he analizado la internacionalización de la banca española desde los inicios, sin embargo, por el tiempo transcurrido se encuentran desfasadas. La primera vez que lo hice fue en La banca y los mercados financieros (coautor en Alianza Editorial Universidad, 1997); al que siguieron La década dorada. Economía e inversiones españolas en América Latina 1990-2000 (Servicio de Publicaciones de la Universidad de Alcalá, 2002); La gran apuesta. Globalización y multinacionales españolas en América Latina. Análisis de los protagonistas (Gránica, 2008); Impacto de las inversiones españolas en las economías latinoamericanas (coautor en Marcial Pons, 2009); Multinacionales españolas en un mundo global y multipolar (Esic Editorial, 2011) e Inversiones españolas en Latinoamérica. La internacionalización de las empresas españolas y el resurgimiento de las multilatinas en el siglo XXI (coautor en Thomson Reuters, 2018). Más recientemente publique un trabajo sobre Los bancos en evolución (BICE No 3.119) y al leer el trabajo del Profesor Joaquín Maudos, “Ventajas de la internacionalización y diversificación geográfica del negocio de la banca española”, percibí que se entrecruzaban, y pensé que podría ser interesante ampliar el análisis de la los bancos españoles con especial referencia a América Latina, y a la vez hacerlo de una manera más extensa y desde una visión de conjunto del sector y sus problemáticas, eso sí, antes de iniciarse la crisis derivada de la COVID-19.

Al menos desde el aspecto financiero, se podrá comprobar que la internacionalización ha resultado muy positiva para los bancos españoles, y más aún si se contempla en perspectiva histórica. Un dato sobre todos los demás lo confirma: “la rentabilidad”. En efecto, los bancos españoles internacionalizados (en adelante grupos consolidados) consiguen mayores rentabilidades que los bancos domésticos (en adelante bancos individuales).

A los bancos españoles, la internacionalización no solo les ha permitido aprovechar el potencial de crecimiento de las economías emergentes, sino también resistir mejor el duro impacto de la crisis financiera de 2008. Sin dudas, la crisis ha resaltado los beneficios de la expansión internacional y la diversificación geográfica de los negocios. El mejor comportamiento de los mercados donde operan las filiales de los grupos consolidados, que ofrecen mejores “márgenes de interés”, les permite compensar los menores márgenes domésticos, que además de contar con bajos tipos de interés que incluso pueden ser negativos, operan en un mercado altamente bancarizado, donde el 94% de los españoles mayores de 18 años cuenta con una cuenta corriente y los bancos controlan el 74% de los activos financieros (aunque están disminuyendo gradualmente en favor de otros intermediarios), y son proveedores de crédito de la práctica totalidad del tejido empresarial español (con especial intensidad en las pequeñas y medianas empresas).

La rentabilidad de los grupos consolidados es un 43% mayor que la de los bancos individuales. Su ROA de 0,61% (la ratio que mide la rentabilidad del banco sobre los activos) es un 24% superior al de los bancos individuales que registran un 0,49%. Mientras que el ROE (la ratio que mide el rendimiento que logra el inversor en un banco o empresa) de los bancos individuales fue de un 5,7%, frente al de los grupos consolidados del 8,2%, que evidencia las ventajas de contar con una presencia internacional.

En 2018 el balance de los grupos consolidados sumaban 3,55 billones de euros, mientras que los bancos individuales alcanzaban 2,50 billones de euros, lo cual significa una diferencia de 1,05 billones de euros a favor de los primeros.

Esta menor rentabilidad de los bancos individuales, se debe a que registran menores rentabilidades en gran parte debido a la atípica situación de los tipos de interés en la eurozona. Cuando los tipos de corto plazo se aproximan o se sitúan por debajo de cero, a los bancos individuales les resulta cada vez más difícil conseguir reducciones adicionales de los costes de pasivo, que compensen las disminuciones de la rentabilidad del activo, comprimiendo así el margen de interés. La banca española en 1986, año de la entrada de España a la Comunidad Económica Europea, contaba con un margen de interés del 4%, y en 2008 año de la crisis financiera se situaba en el 1,6%.

Claramente lo que explica la mayor rentabilidad que obtienen los grupos consolidados, son los “mejores” márgenes de interés. Este indicador se ha vuelto más importante dada la persistencia de los bajos tipos en la eurozona. El margen de interés de los grupos consolidados es más del doble (2,01%), que el de los bancos individuales (0,93%).

Así mismo al igual que el grado de apertura de la economía española es elevado al alcanzar más del 60%, el grado de internacionalización de la banca española también lo es en relación a otros países importantes de la eurozona al situar en el exterior el 44% de sus inversiones, si bien, la diversificación geográfica es menor, si la comparamos con las grandes economías europeas y la de Estados Unidos. Pero el grado de concentración es más acusado, teniendo en cuenta que casi la mitad se encuentra en tres países; Reino Unido, Estados Unidos y Brasil, y sube a dos tercios si le sumamos México y Portugal.

En cuanto a los riesgos hay países dispares donde los bancos españoles tienen inversiones significativas como Reino Unido y Turquía, y en menor medida Argentina. Sin embargo, el análisis muestra que la diversificación ha mitigado la exposición general al riesgo.

Una consideración que deseo realizar es que el DT contempla el marco de actuación doméstico e internacional de los bancos españoles, y debido a la amplitud que conlleva, lo acompaño con una amplitud de citas y notas que lo complementan. Incluso abre vías para aquellas personas que quieran continuar profundizando.

Finalmente, deseo agradecer la oportunidad que me brinda una vez más el Instituto Universitario de Investigación en Estudios Latinoamericanos (IELAT) de la Universidad de Alcalá. Muchas gracias a todos y a todas.

1

Los grupos consolidados y la rentabilidad

Una forma de analizar los grupos consolidados y la rentabilidad es comparar sus indicadores financieros con los bancos individuales. Para los grupos consolidados el Banco Central Europeo (BCE), ofrece información que incluye prácticamente todo el sector bancario español. Para los bancos individuales el Banco de España (BE), publica los balances y cuenta de resultados de dichas entidades. En 2018 el balance de los grupos consolidados sumaban 3,55 billones de euros, mientras que los bancos individuales alcanzaban 2,50 billones de euros, lo cual significa una diferencia de 1,05 billones de euros a favor de los primeros.

Además de la supervisión individual de las entidades de crédito (EC) españolas, el BE ejerce la supervisión en base consolidada de los grupos consolidados (GC) españoles, partiendo de una definición del perímetro consolidable que en nuestro país es suficientemente amplio y permite un adecuado control de la solvencia agregada. Existen, también, requerimientos adicionales de solvencia para los grupos mixtos no consolidables, esto es, grupos en que se integran EC y entidades aseguradoras, que no consolidan sus balances entre sí. A este respecto ha adquirido especial importancia la supervisión de los grupos bancarios españoles que en el pasado reciente han acometido un importante proceso de expansión, especialmente en Latinoamérica. La internacionalización de la banca supone un cambio en el perfil de sus riesgos y la necesidad de adoptar medidas para prevenir que la posibilidad de crisis de cualquiera de las entidades de un GC de estas características desencadene efectos indeseados para sus bancos matrices y sus grupos y, por extensión, para la estabilidad del sistema bancario español. Por ello, el BE ha definido un marco de buenas prácticas en el diseño y gestión de estos grupos bancarios. Banco de España. Ideas básicas de la supervisión en base consolidada de los grupos bancarios españoles con presencia internacional.

De manera que como ya hemos adelantado, el principal indicador de los beneficios generados por la expansión internacional se relaciona con la rentabilidad y esta a su vez con los mejores márgenes de interés. Los grupos consolidados ofrecen “mejores” indicadores de rentabilidad que los bancos individuales, tanto en términos de rentabilidad sobre activos (ROA), como sobre recursos propios (ROE). La clave se encuentra en las filiales que proporcionan mayores rentabilidades y les permite compensar las menores del mercado doméstico. Por ello, las filiales tienen más peso que hace diez años en la cuenta de resultados, debido a su crecimiento y generación de beneficios.

En cuanto a la rentabilidad sobre recursos propios (ROE), la Autoridad Bancaria Europea, señala que disminuyó levemente del 7,2% de 2018 al 7% en 2019. Este nivel de rentabilidad supone un problema añadido que los bancos deben de afrontar, incluso contra la opinión y sentir de los políticos y la opinión pública en general, quienes critican con distinta intensidad los “altos” beneficios de los bancos españoles.

Siendo preciso indicar que la mayor rentabilidad de los grupos consolidados se apreciaba desde el inicio de la crisis financiera de 2008, cuando los bancos individuales sufrieron el impacto de la aguda caída del mercado inmobiliario que les obligo amortizar miles de millones de euros en activos fallidos. Las cifras de rentabilidad en 2018 indican un ROA para los grupos consolidados de 0,61% un 24% superior al de los bancos individuales que registran un 0,49%. En cuanto al ROE igualmente los grupos consolidados lograron el 8,2% un 43% mayor que el de los bancos individuales 5,7%.

Considerando los diferentes indicadores financieros, estos confirman que el margen de interés es el más importante para explicar la mayor rentabilidad de los grupos consolidados. Ya antes de la crisis financiera de 2008, resultaba un 38% más alto que el de los bancos individuales. De hecho, desde 2015, los grupos consolidados, han tenido un margen de interés más del doble que los bancos individuales, fuertemente afectados por la caída del Euribor (la tasa de referencia más utilizada para préstamos en España), que ha disminuido un 22% desde 2008, hasta situarse en el 0,93% en 2018. Mientras el margen de interés de los grupos consolidados ha aumentado un 23%, hasta situarse en 2,01%, un 116% respecto al de los bancos individuales.

Otro indicador como el margen bruto, resulta mucho menor en los bancos individuales, dado que el margen de interés aumenta cuando se consideran las filiales de los grupos consolidados. Concretamente en 2018, el margen bruto de los grupos consolidados fue un 47% mayor (2,81%) frente a los bancos individuales (1,91%). Donde las diferencias entre los grupos consolidados y los bancos individuales son reducidas, es en la eficiencia en la gestión, aproximada por la ratio de eficiencia. En ambos casos, se ha deteriorado en los últimos años, ya que a pesar del esfuerzo que han hecho por reducir costes, no han conseguido hacerlo al mismo ritmo al que ha caído el margen bruto.

En cuanto a la rentabilidad sobre recursos propios (ROE), la Autoridad Bancaria Europea, señala que disminuyó levemente del 7,2% de 2018 al 7% en 2019. Este nivel de rentabilidad supone un problema añadido que los bancos deben de afrontar, incluso contra la opinión y sentir de los políticos y la opinión pública en general, quienes critican con distinta intensidad los “altos” beneficios de los bancos españoles. Hasta el punto de quererles aplicar nuevos impuestos, pero no todo es lo que parece. Según la EBA, deberían haber logrado aún mayores beneficios en el ejercicio 2019. En concreto: 4.000 millones más para cumplir con los objetivos fijados por el Banco Central Europeo y el Banco de España. Concretamente el total de beneficios obtenidos de casi 18.000 millones de euros en 2019, tenía que haber sido un 20% superior.

Para llegar a estas metas, Santander hubiera necesitado 1.850 millones más de beneficio; BBVA (634); CaixaBank (560); Sabadell (330); Bankia (360); Unicaja (101); y Liberbank (93). Los únicos que sobrepasaban las exigencias fueron Bankinter, con un ROE de casi el 13% y Abanca con el 10%. Paradójicamente, los resultados de los grupos consolidados estuvieron afectados por extraordinarios negativos: Santander, -1.737 millones de euros, que tiene que ver principalmente con el ajuste del fondo de comercio de Reino Unido (-1.491 millones de euros). BBVA, deterioro en Estados Unidos por la desfavorable evolución de los tipos de interés y la ralentización de la economía (-1.318 millones).

Solo dos entidades de las doce supervisadas por el BCE, superaron el ROE previo a la crisis de 2008 (8%-10%): Bankinter (13%) y Abanca (10%). Otros dos grupos están por debajo, los que se encuentran entre el 4% y el 7% -BBVA, Santander, CaixaBank, Sabadell, Bankia y Unicaja-, y los que están por debajo del 4% -Liberbank, Ibercaja y Cajamar-.

La insistencia del BE como del BCE de que los bancos obtengan rentabilidades por encima de su coste de capital, se debe a que desean entidades que puedan resistir nuevas crisis, sin necesidad de pedir ayudas públicas, financiándose sin problemas en el mercado.

La buena noticia para la banca, es que el regulador está empezando a asumir que hay que bajar el listón del coste de capital. Hasta la fecha, se reclama que el ROE se sitúe en el 10%. Pero los históricamente bajos tipos de interés y la desaceleración económica han hecho que BCE y BE se conformen con un 7% de rentabilidad en el caso de los bancos individuales, y del 8,5% para los bancos consolidados (esto antes de entrar en la compleja y durísima crisis producida por la COVID-19).

El problema se encuentra más en los bancos medianos, cuyos ROE llevan años por debajo del 5%, sin perspectivas de llegar a corto plazo al 7%. Así, Unicaja con un ROE de 4,4%, presentó su plan estratégico donde la meta es llegar al 5,5% en tres años. Liberbank que tiene el 3,8%, proyecta para los próximos ejercicios lograr entre el 7%-8%. Sin embargo, Caja Rural de Zamora, no solo es la más solvente (16,8%), sino también el mayor ROE (25%), con una baja morosidad (3%). Y lo más sobresaliente, cuenta con un ratio de eficiencia de los mejores del sistema financiero español (44,1%).

Aunque los objetivos de los reguladores no son vinculantes, y tanto el BCE como el BE no pueden de manera alguna exigir un beneficio concreto, sin embargo, sí pueden presionar para que los alcancen, mediante mayores exigencias de provisiones y capital. Mientras, los que sí cumplen con las metas de ROE tienen menores requerimientos de solvencia e incluso, la oportunidad de solo tener que pasar los exámenes de final de año (SREP), como es el caso de Bankinter que lo hará cada dos ejercicios.

Sobre el nivel de beneficios, no cabe duda que le afecta el deterioro del entorno macroeconómico, las bajas tasas de interés y la intensa competencia del sector, a la que se suma el poderoso ecosistema digital conformado por la ya citadas Fin Tech y las GAFA. Estas tienen a su favor sus fortalezas tecnológicas y la debilidad legislativa que aprovechan para irrumpir como nuevos proveedores de cuatro grandes servicios financieros (hasta el momento): i) transferencias bancarias; ii) pagos con tarjeta; y, iii) créditos al consumo; y iv) fondos de inversión. Y pronto ampliarán su oferta a todo tipo de productos como las hipotecas o los préstamos personales.

Las Big Tech, con el “argumento” de favorecer el espíritu emprendedor y la innovación, presionan a favor de una regulación menor, más laxa y de tratamientos fiscales ventajosos. En el plano fiscal, se extiende un movimiento para que se dicten las leyes correspondientes para que las Big Tech, cumplan como lo hacen los demás bancos: “tanto vendes, tanto pagas”.

Además, mayoritariamente las GAFA, podrían controlar en el futuro cercano casi 9 billones de euros que actualmente manejan los bancos españoles. Su llegada significa un reto desconocido y peligroso. Situación que conlleva un tenso entorno desafiante, donde el espacio más visible con margen de mejora, se encuentra en “la racionalización de los gastos operativos, probablemente el área principal para mejorar la rentabilidad y nivel de beneficios♦

Puede leer el Informe completo en: https://ielat.com/wp-content/uploads/2020/06/DT_135_Ram%C3%B3n-Casilda-B%C3%A9jar_Web_junio-2020.pdf