Frenéticas bajadas de tipos (más de un centenar en todo el mundo) e inyecciones de liquidez de los distintos bancos centrales, por más de $6 billones, se suman a los estímulos fiscales ya comprometidos, de todo tipo, por otros $9 billones. Un paquete de ayudas sin precedentes que supone un 19% del PIB mundial del 2019. Todo para intentar una recuperación en V que mitigue los efectos (-5% del PIB mundial) de tan inesperada recesión.

Desde el inicio de la crisis, las haciendas y los bancos centrales de todo el mundo –que han realizado ya 105 bajadas de tipos– han buscado la mejor forma de mitigar sus devastadores efectos. Los estímulos fiscales comprometidos en los distintos países –de todo tipo– superan ya los 9 billones (europeos) de dólares y las líneas de crédito abiertas representan al menos otros 6 (solo la FED ha elevado su balance de $2,9 a 7,2 Bn en tres meses) . Todo ello conforma un paquete de estímulos sin precedentes que superará los $15 billones, casi un 19% del PIB mundial de 2019, que pese a todo se espera que caiga este año más de un 5%, según las últimas previsiones del Banco Mundial.
Agustín Carstens, gerente del Banco Internacional de Pagos de Basilea –el “banco central” de los bancos centrales– ya ha advertido que “en algún momento, los bancos centrales deberían comenzar a enviar señales de que esto no durará para siempre”. Porque lo cierto es que el punto de partida, al cierre de 2019, ya resultaba problemático: la deuda mundial había aumentado en 2019 en $10 billones hasta sumar 255 billones. Una cifra que equivale al 322% del PIB global en 2019 y que supone 40 puntos porcentuales más –$87 billones– que las cifras alcanzadas antes del estallido de la crisis financiera de 2008.

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